A través del comportamiento inconsciente, elegimos relacionarnos con el refugio de nuestra identidad.
La otra cara de la misma moneda es el acercamiento a aquellos que “nos hacen parecer” más cercanos o similares a lo que aspiramos.
Investigar nuestra mirada abre el espacio para notar si nos sentimos más atraídos o conectamos más frecuentemente con personas que muestran abiertamente su sufrimiento, o que viven en el estrés, la lucha y el desafío… porque esta conexión “da validez” a nuestro dolor.
Generalmente y culturalmente es más fácil, más ligero y más aceptable sentirse cerca, apreciar, aprobar, conectar e identificarse con aquellos que expresan vulnerabilidad, fragilidad, o que comparten sus problemas porque la puerta está abierta para que fluya el sufrimiento personal, sin sentirse juzgado o separado.
Uno descubre que por debajo y más allá de la empatía y la sensibilidad hacia el dolor ajeno… está la defensa de nuestro propio mundo.
Una exploración profunda también arrojará luz sobre el hecho de que nos sintamos incómodos o parezcamos arrogantes con aquellos que no parecen “débiles” o atascados en el dolor porque “es evidente una brecha” entre la fuerza del otro y nuestra propia debilidad, o que permanezcamos en las arenas movedizas del sufrimiento mientras otros no lo hacen.
Sin obsesionarse con los juicios o las palabras, podrías explorar con sinceridad:
¿Conecto más con el sufrimiento y el dolor, o con el poder y el bienestar?
¿Soy consciente de mis elecciones?
¿Soy consciente de que mis elecciones definen mis estados interiores?
Autoconocimiento
¿Has oído alguna vez que no somos nuestros...